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Desde la tribuna, de la ciudadana Emelia Ortíz García, en el marco de la celebración de 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas
Emelia Ortíz García solicita a los diputados que escuchen y cumplan su deber de trabajar para el pueblo, por el bien de todos y pide que se le regrese la categoría de municipio a San Juan Copala, así como solución a los problemas en materia de tierras comunales.
Somos triquis, un pueblo originario
Somos triquis, un pueblo originario cuyo corazón —como una isla en medio del mar— late en medio del vasto y escarpado territorio mixteco, al poniente de la capital de Oaxaca, en el sur de México, en el mismo vientre de las civilizaciones mesoamericanas.
Somos una lengua autóctona y antigua que está en el continente americano desde hace muchos siglos, desde antes de que llegaran los españoles a invadir, a destruir nuestra historia.
Somos una lengua fuerte que ha recorrido el tiempo desde antaño hasta el día de hoy.
Somos desde nuestros orígenes un pueblo de la tierra, un pueblo de campo, un pueblo agrario, un pueblo que siembra maíz, plátano y café.
Somos un pueblo de valores comunitarios: nuestra vida común se engarza en torno a la ayuda mutua, la cooperación, la reciprocidad, el cuidado de nuestro entorno, la solidaridad y la integración de nuestros barrios.
Somos un pueblo de familia: vivimos siempre para y por nuestros parientes: padre, madre, hermanos, hermanas, tíos, tías, abuelos y abuelas, primos y primas, compadres y comadres, padrinos y madrinas. Todos ellos conforman nuestros seres queridos con los que compartimos tradicionalmente nuestro andar por la vida.
Nuestras vidas se conforman en torno y en base a nuestras familias extensas. Con ellos practicamos y mantenemos viva nuestra lengua.
Somos un pueblo migrante, que ha salido hacia las ciudades, hacia otros países, ampliando la extensión de nuestro territorio cultural: estamos en las ciudades de Oaxaca, Ciudad de México, y Estados Unidos.
Somos un pueblo de tradiciones ancestrales. Somos un pueblo que vivimos al filo del tiempo, en la tensión permanente entre el pasado, el presente y el futuro.
Algunos nos llaman el pueblo invicto; otros más nos dicen el pueblo rojo, en honor a los huipiles largos que portamos las mujeres hasta los pies, en tributo al espíritu aguerrido de nuestros hombres o en memoria de la sangre que hemos tenido que derramar una y otra vez, en defensa de nosotros y nuestra historia. Nuestros muertos son la memoria viva de nuestras luchas.
Seguiremos luchando hasta derrotar al neoliberalismo, engendro del capital sinónimo de muerte, destrucción, ambición de unos cuantos, perversidad, cárcel, miseria y hambre. Hoy vengo a plantear ante ustedes los siguiente, porque aquí es donde se hacen leyes para nuestra nación mexicana. Les pido que como representantes del pueblo; escuchen y cumplan su deber de trabajar para el pueblo. Por el bien de todos.
Somos un pueblo que decide de manera racional, organizada y colectiva sobre sus riquezas y recursos naturales, que cuida el medio ambiente.
Exigimos que no usurpen nuestra vestimenta ni nuestra danza, utilizándolas en el carnaval y en la guelaguetza, exigimos respeto a nuestra cultura.
Queremos que se nos regrese la categoría de municipio a San Juan Copala así como fué del 6 de mayo de 1826 a 1948.
Queremos que se nos resuelva la ejecución de la resolución presidencial de 1973 sobre la tierra comunal de nuestro territorio triqui.
Queremos que en nuestras escuelas incluyan materia de lectoescritura triqui, para fortalecer nuestra lengua.
Somos un pueblo que quiere vivir en paz y que no nos sigan matando. Muchos hermanos triquis han sido asesinado, desaparecidos, lesionados, viudas y huérfanos.
Emelia Ortíz García