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Discurso completo:
Empezaré por contarles un poco de mi comunidad, la cual tiene un poco más de 500 años; provengo del pueblo indígena Paipai, ubicado en el estado de Baja California, municipio de Ensenada.
Ahí habitamos alrededor de 900 personas, entre personas mayores, adultos, jóvenes y niños. Mi comunidad, como todas las comunidades indígenas, vive marginada, le hacen falta médicos, agua potable, fuentes de trabajo y acceso a proyectos productivos del gobierno, que la mayoría de las veces es una batalla aplicarlos, porque piden tanto papeleo o las convocatorias llegan cuando faltan dos o tres días para cerrar. Hemos sobrevivido gracias a nuestros viejos, quienes nos han enseñado a trabajar en estas duras tierras. Todo ha pasado de generación en generación, desde las tradiciones, la medicina, la lengua, la cultura y los cantos para alegrar el alma y despedir a los que se marchan para nunca regresar.
La pérdida de nuestra lengua sucede por miles de razones; ante la falta de oportunidades, los jóvenes se marchan a buscar nuevas oportunidades, y su peregrinar comienza con 100 o 200 kilómetros, al establecerse, su mimetización con los pueblos blancos sucede dejando de hablar y se adecúan a los estándares del pueblo. La mayoría logran el sueño de ser profesionales y tienen que quedarse donde puedan ejercer su profesión; muchos regresan de visita, cuando sucede un funeral o alguna reunión que atender; siempre son bienvenidos; mientras que aquí nos quedamos quienes somos responsables de cuidar nuestra bella tierra, que miabkiak nos dio.
Nuestra comunidad ha sido relegada del desarrollo y de las oportunidades de crear fuentes generadoras de economía hasta esta fecha. Hoy vemos, con optimismo, la posibilidad de crear una fuente real de desarrollo económico, ya que contamos con un contrato signado entre la comunidad y la empresa Siemens Gamesa, para construir un parque de generación de energía eólica en nuestras tierras, labor que, sin duda alguna, nos dará oportunidad de contar con una actividad que dará sustento a nuestras familias. Con esto se estima una inversión millonaria; sin embargo, nuestro proyecto está limitado a qué la institución correspondiente lleve a cabo la obra.
Con la finalidad de poder llevar a cabo nuestro proyecto, se hace de fundamental hincapié en esta obra de infraestructura y espero que nuestra petición sea atendida con la medida de apremio que se requiere. Nuestros antepasados, mi abuelo y tíos, tuvieron que luchar; fue en el año de 1972 que se logró tener un papel que amparara y protegiera las tierras. Hoy estamos en 2019 y tenemos graves problemas, como invasión de tierras y sitios sagrados, y es que el hombre blanco, entre más tiene, más quiere poseer; es una lucha de años; no es de ayer; necesitamos fuentes de trabajo; somos descendencia de los primeros pobladores, y no acceder a lo más elemental es una falta de compromiso de gobiernos que van y vienen, y nosotros seguimos igual.
Pero, a pesar de esto, somos trabajadores; los hombres, en su mayoría, son jornaleros, vaqueros y empleados; las mujeres, fuertes guerreras que despliegan sus conocimientos en piezas artesanales únicas; con sus manos y el corazón tejen el pino, la palma y el barro para vender cuando alguien visita a nuestra comunidad, ya que carecemos de lugares especiales en los cuales distribuir nuestro trabajo. Han pasado muchas generaciones en lucha, observando y escuchando las promesas de gobiernos que van y vienen y que siguen sin cumplir, a pesar de que mi pueblo está declarado como en peligro de extinción, sé que hay un nuevo mañana y que de ahí resurgirán nuestros clanes y volveremos a ser como siempre, gente viva, gente inteligente. O jaspuy paim pa ipai.