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En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, Doraly Velasco León, emitió un mensaje en lengua Tohono o'odham, desde la tribuna más alta de San Lázaro, en donde resaltó que la extinción de su lengua, no es un hecho causal o natural, sino, que tiene que ver con acciones físicas, sociales, simbólicas, culturales, intelectuales y políticas “que son utilizadas como dispositivos de control para crear dos mundos separados entre sí,” enfatizó.
Discurso completo:
En nombre de la Gente del Desierto saludamos a nuestras hermanas y hermanos que se encuentran reunidos aquí. Reverenciamos a todos los pueblos existentes en nuestro país y allende las fronteras.
Soy una mujer orgullosamente Tohono o'odham, descendiente de un pueblo ancestral —hoy entre dos países— que sobrevive gracias a la resistencia y voluntad férrea de nuestras comunidades, que se niegan a ser olvidadas y enterradas en las dunas de arena blanca, donde hemos existido por cientos de años.
Cuando los líderes tradicionales me eligieron para representarlos hoy aquí, pregunté: “¿Qué debo decir?”, y mi gente me contestó: “¿Quién va a escuchar?”.
Señoras y señores, ojalá me escuchen con el corazón, porque vengo a hablar de lo que hemos debido hacer para sobrevivir; de lo que hemos debido andar para predecir, aprender y reflexionar; de lo que hemos tenido que proteger y preservar para no olvidar ni ser olvidados. No pocas veces hemos debido luchar para poder avanzar. En ocasiones nos han arrebatado la vida por defender nuestros territorios, identidad y cultura.
Nuestra lengua está agonizando, pero no así nuestra cosmovisión ni nuestra memoria histórica, porque hemos dejado huellas perennes en nuestro andar por aquellos territorios que sostienen nuestra vida, en nuestros cantos y tradiciones, gracias a la solidaridad y complementariedad que se arraiga en nuestros seres.
La extinción de la lengua himeri Tohono o'odham no es un hecho casual o natural, tiene que ver con un conjunto de muros y fronteras que dividen y separan las tierras que el o’odham llama hogar. Tiene que ver con acciones físicas, sociales, simbólicas, culturales intelectuales y políticas que son utilizadas como dispositivos de control para crear dos mundos separados entre sí: el mundo desde donde hoy hablo, lejano y distante del mundo de la periferia, donde hemos sido abandonados.
Ambos mundos —fragmentados y enfrentados— sentaron las bases de un proceso histórico de incomprensión de nuestras formas de hacer la vida. Ésa es la razón por la cual mi mensaje les resulta incomprensible y deben leer mi discurso en castellano. Necesitamos que nos escuchen, que nos pongan atención, queremos ayuda para preservar la gran riqueza cultural del pueblo Tohono o'odham, que está a punto de perderse si no se toman medidas urgentes.
Mientras exista sólo un hablante de la lengua Tohono o'odham, hay esperanza; hoy en día quedan muy pocos. Es el resultado claro del exterminio de mi pueblo, de su cultura y de su lengua. Por eso vengo hoy aquí a denunciar este genocidio cultural.
También estoy aquí para pronunciar una profecía de los poseedores de la sabiduría indígena. Si mi lengua muere y con ello mi cultura, morirá también una parte de ustedes. Porque yo existo gracias a ustedes y ustedes están aquí gracias a que yo los observo. Somos un todo infinito conformado por vínculos del sentir, del comprender y creer. Coexistimos en este universo y nos necesitamos mutuamente.
Si es necesario, daré hasta mi última gota de sangre por mi pueblo, por mi cultura y por mi lengua. Lo haré, porque mis hijos lo necesitan y sus hijos también necesitarán descubrir su lugar en la historia. Porque creemos en las interrelaciones, la vinculación y la reciprocidad entre todos los elementos de la vida, donde las culturas se nutren unas a otras, y sólo será posible salvar nuestra riqueza cultural si partimos del respeto a las diferencias y los derechos de los pueblos indígenas.
¡Salvemos la lengua y una educación que signifique ser o'odham de verdad! Muchas gracias por escuchar nuestro mensaje